martes, 23 de julio de 2019

UBT 2019

Sentí que ya no podía seguir y que debía renunciar, esto de correr no es para mi -pensé- ahorita estuviera a gusto en mi casa y no sintiéndome mal como ahora; pero no puedo quedarme aquí, debo de seguir aunque lo único que quiero es acostarme y dormir. Ya he vomitado varias veces y mi cuerpo no quiere seguir avanzando.

En eso pasan unos corredores y me preguntan si me siento bien, me da pena que interrumpan su carrera para preguntar por mi salud, se los agradezco; pero no quisiera que lleguen tarde a la meta por mi culpa. Ellos se prepararon y no tienen que llegar tarde por mi falta de preparación. Me recomiendan que me siente un rato y descanse. Eso hago, con un poco de miedo de luego ya no quererme levantar. En eso pasa una corredora y me aconseja que me levante y que camine, despacio; pero que siga avanzando -me dice-. Le hago caso, me levanto e intento nuevamente avanzar.

Después de un rato, otra vez a vomitar aunque ya no sale, es solo el movimiento. En eso otro corredor, del top 10 de los que corrieron 80 Km se detiene, se regresa unos metros a ver como estoy y me recomienda descansar, ya me van pasando más de los que corrieron 80 Km y casi todos se detienen a ver como está ese "corredor" que no puede ni con 30Km. ¡Qué pena! Me dice que me acueste un rato para recuperar fuerzas y que coma algo. De hecho varios me ofrecen algo de comer; pero no es hambre lo que siento, aunque ya llevo más de 24 horas en ayunas, no quiero comer. Hago caso a parte de la recomendación y me acuesto un ratito, un poco escondido de los corredores para que no se detengan a preguntar por mi salud. Mientras descanso cierro los ojos un momento; pero los abro nuevamente en cuanto siento que me quiero dormir. Me asusta la idea de quedarme dormido y que cuando por fin despierte ya esté obscuro y estar perdido. Mejor me levanto y sigo caminando, en el siguiente checkpoint ahí ya le paro, porque ya no quiero ser corredor.

¿Me habrá hecho mal el que me haya ido bien en el entrenamiento previo a la carrera? Recuerdo que cuando fue el entrenamiento unas semanas antes, no había entrenado mucho y me preocupaba no aguantarlo, desde que deje de correr todos los días casi no he salido a entrenar; pero en ese entrenamiento, que a último momento me animé a correr los 20 Km, me había ido bien. Había llegado corriendo a la meta sintiéndome a gusto, sin sufrir. Eso hizo que me confiara y en lugar de entrenar duro me relajé. ¿Esa va a ser la excusa esta vez?

Recordé que un día antes de la carrera tuve mi última comida a las 11 am. Ya tengo algún tiempo comiendo una vez al día por lo que el hambre no fue problema. No quería que el día de la carrera mi cuerpo estuviera ocupado con la digestión y creo que eso funcionó porque no hubo problema en ese aspecto. 

El día de la carrera llegué con tiempo y salí con el último grupo, primero salen los que van por 80Km, luego los que buscan 50Km y al final los que vamos por 30Km. Esta es una carrera que tenía ganas de recorrerla desde que empecé a correr, dos años anteriores no había podido inscribirme, principalmente por miedo a no estar listo. Este año no quise dejarla pasar.



La primera parte de la carrera iba bien, corriendo y disfrutando la ruta. En cada checkpoint solo le tomaba fotos a los carbohidratos que ofrecían (no hay opciones grasosas o de origen animal), agradecía a los voluntarios y seguía mi camino. Recuerdo que disfruté mucho los primeros veinte kilómetros.

Después de los 20Km caí en cuenta de que eso no los había corrido antes y empece a sentirme mal, cansado, con sed y empanzado de tanto tomar agua. Empecé a sentir las ganas de vomitar y el sueño, después de perder dos horas entre ir caminando y descansando, pude llegar, por fin, al último checkpoint, para llegar a él tuve que subir un buen rato a paso tranquilo para no volver a vomitar.

Poco antes de llegar al checkpoint miré la carpa a lo lejos, era de los colores de la Coca-Cola y se me antojó un trago, la idea de llegar y tomarme una Coca-Cola me hizo no rendirme hasta llegar. Cuando llegué al puesto me tomé un vaso y casi al instante sentí que me recuperaba. Empecé a sentirme de buenas, con ganas de sí seguir la carrera, pedí un vaso más y me levanté. La sed y el sueño se me quitaron. No por nada es llamada la droga que refresca.

Después de la carrera he pensando que quizás se me había bajado la presión arterial y la Coca-Cola me levantó. No sé si eso fue; pero después de ahí seguí corriendo, en el camino iba pensando que si le echaba ganas iba a poder llegar a la meta y tomar más coca-cola porque seguía con el antojo de más. Me animo el hecho de haberme recuperado, de ir corriendo nuevamente. En otras carreras cuando me había sentido mal, necesitaba el resto del día para recuperarme; pero en esta ocasión me había recuperado en la misma carrera y podría seguir corriendo.

Llegar la meta lo disfruté mucho, a pesar de llegar más de dos horas después de un tiempo promedio para alguien con mi nivel. Me sentía feliz porque aunque durante la carrera había pensado que no la iba a terminar y que jamas correría otra vez, ahí estaba llegando a la meta y llegando corriendo. Fue muy emocionante escuchar mi nombre por el sonido mientras anunciaban mi llegada.

Una vez que llegue a la meta, sentí ganas de seguir siendo un corredor y de entrenar para buscar ser un mejor corredor. Intentar poder llegar al nivel de esos que a pesar de ir por metas más grandes se tomaron el tiempo para preguntar como estaba, de aconsejarme y darme ánimos para completar mi meta que es muy pequeña comparado con lo que ellos consiguen. Quizás por eso me ha estado gustando más correr por senderos.
Foto por Action Shot TJ

viernes, 19 de abril de 2019

Carrera Cerro Colorado 2018

En noviembre del 2018 se realizó una carrera trail por el Cerro Colorado en Tijuana. Esta fue la primera carrera a la que asistí después de mi obligado descanso. Me entusiasmaba la idea porque me acompañaría mi esposa y podría (ella) conocer lo que es correr por el Cerro Colorado y ver la ciudad desde la cima.

Había ido a entrenar antes al cerro, con Gabo, por lo que no me preocupaba mucho la ruta, el único pendiente era que me fuera a doler nuevamente el regresar a correr. Lo primero que cambió, con respecto a los entrenamientos fue que la salida y meta fue por un lugar que no conocía del cerro y la otra es que eran muchas personas corriendo por el cerro. Al inicio íbamos todos en fila, realmente no se podía correr porque nos íbamos estorbando unos a otros.

Durante el inicio de la carrera cuando empezamos a subir el cerro, la ruta nos llevó a una subida donde se unen dos partes del cerro, se forma un canal que tiene muchas piedras sueltas. Había mucha gente que iba subiendo, supongo que varios no acostumbrados a subir cerros en carreras, posiblemente alguien sin darse cuenta provocó que una piedra algo grande (unos 30 cm de diámetro) rodara por el camino que íbamos subiendo.

De pronto escuché el grito: ¡piedra! Volteé hacia arriba y vi la piedra tomando velocidad viniendo hacia nosotros. Lo primero que hice fue decirle a Yanel (mi esposa) que venia detrás de mi que saliera del canal rápido y miré nuevamente hacia la piedra para ver por donde venia y poder esquivarla.

Al estar viendo como rodaba desde varios metros abajo pude ver como una mujer no logró esquivarla y fue golpeada por la piedra, tumbándola y cayendo unos cuantos metros. El choque hizo que la piedra se detuviera; pero la mujer quedó tirada en la subida, con la cabeza hacia abajo. Subí, junto con otras personas, a ayudar a la mujer. Al parecer no tuvo golpes de gravedad; pero sí se lastimó y  sangró, incluso mi brazo quedó manchado de sangre. Estuvimos con ella en lo que pudo ponerse de pie, una vez que pasaron los corredores que venían detrás de nosotros me tocó arrojar la piedra para que no fuera a caer después.

Después de que llegaran personas que se quedarían con la mujer para acompañarla mientras llegaban los paramédicos nos toco seguir con la carrera. No teníamos muchas ganas de seguir, habían pasado 45 minutos y nos había impresionado el accidente; pero ya estábamos ahí así que decidimos seguir en la carrera aunque fuéramos de los últimos.

Foto tomada por Action Shot TJ
La ruta tenía muchas subidas y bajadas, subíamos a la cima del cerro y luego bajamos por un lado para subir por otro, rodeábamos al coloradito (el cerro a un lado del colorado), lo subíamos, bajamos y subíamos al cerro colorado nuevamente para al fin bajar hacia la meta. Fue retador el recorrido.

Después de que tuvimos que hacer la gran pausa al inicio por el accidente, seguí el resto de la carrera acompañando a mi esposa.

Aquí se aprecia claramente que le voy ganando
Disfrute ir con ella adelantándome para tomarle fotos, alguna la llegó a usar como foto de perfil en las redes sociales, significa que no me salieron tan mal.

Al final llegamos justo en el tiempo limite a la meta, de hecho empezaron a contar los segundos restantes para el tiempo limite y quitar la meta. Logramos llegar justo dentro del tiempo. Nos saludaron en la meta y nos aplaudieron, es bonito como los corredores se apoyan y siempre dan ánimos a los últimos, animándolos a seguir corriendo.

La carrera fue divertida, ojala la hicieran en primavera cuando el cerro está verde y lleno de flores.

jueves, 7 de febrero de 2019

Cortando la Racha

A finales del año  2017 me decidí a buscar la disciplina. Para eso me propuse correr todos los días del año por lo menos un kilometro. Así que el primero de enero del 2018 inicié la racha de correr cada día del año. Hubo días en los que no tenía ganas de correr; pero aun así sabía que "tenía" que hacerlo y al terminar de correr me sentía bien por ir extendiendo la racha un día a la vez.

Aprendí varias cosas durante el tiempo que estuve corriendo. Por ejemplo: me di cuenta que incluso en días de lluvia hay un momento en el día donde deja de llover, había podido correr los días de lluvia sin mojarme mucho. Aprendí que te acostumbras a despertar temprano; pero no a levantarte temprano. Aprendí también que correr de noche después de un día de ayuno es divertido. Me di cuenta que puedo correr medios maratones sin tomar agua durante la carrera. Sobre todo aprendí que para correr no se necesita  motivación, lo que se necesita es solo salir y hacerlo. Siempre tenemos tiempo, solo que lo usamos en otras cosas, no es que sea malo usarlo para algo más; pero el tiempo ahí está.

Al rededor del día 258 de correr todos los días, empecé a sentir un ligero dolor.  Algo así como si me hubieran pateado entre las piernas hace unas horas. No era el dolor intenso como cuando te acabas de golpear; pero estaba adolorido, como si me hubiera lastimado hace tiempo. Al principio no le di importancia porque pensé que se me pasaría. El día 259 me dolió desde la mañana; cuando fui a correr pensé que no iba a poder; pero curiosamente se me quitó el dolor mientras corría así que aproveché y corrí 10 Km. No quería parar, para evitar que me doliera otra vez... ahí me di cuenta que algo no estaba bien. Cuando dejé de correr empezó el dolor nuevamente.

Para el día 260 hubo dolor incluso al ir corriendo, al otro día fui con un urólogo para checar que todo estuviera bien. Después de una dolorosa revisión, no quiero entrar en detalles sobre esto, el médico me recomendó reposo por 10 días. Esto significaría detener la racha y no poder completar mi reto de correr todos los días del año. Por un momento pensé en no hacer caso al médico y correr un kilometro por lo menos durante esos diez días. Es que no quería parar la racha; pero tampoco me quería arriesgar a dañarme y arrepentirme. Es una parte sensible e importante la que me dolía.

Así fue como el 261 no corrí, me quedé viendo como pasaban las horas del día y yo sin salir a correr. Cuando inicié el reto me decía que la idea era buscar la disciplina y que la disciplina es hacer lo que tienes que hacer aunque no quieras. Mi búsqueda de la disciplina consistía en correr todos los días aun si hubiera días que no quisiera hacerlo. Paradójicamente el día 261 tuve que usar la disciplina para no salir a correr aunque quería hacerlo.

Día 2 de reposo. El tiempo que generalmente usaba para correr, lo usaba para reposar.
Después de los diez días de reposo ya estaba recuperado; pero no volví a salir a correr todos los días. En parte para prevenir que regresara el dolor y también porque antes de romper la racha había estado estresado, pudo ser por la carga de trabajo y el estrés físico de no descansar. En esos diez días me sentí tranquilo así que dejé el reto para otro año.