martes, 27 de diciembre de 2016

Maratón ¿En bicicleta? ¡Así qué chiste!

Llegando a donde sería la salida del maratón. Tardé un poco en bajarme del carro. Me sorprendió la cantidad de personas que llegaban. Vi a varios ciclistas con mejores bicicletas que la mía y pensé que la que traía yo no era para andar en calle. De cualquier forma me bajé del carro y empecé a andar en la bicicleta por la calle para calentar. Después de un rato llegaron mis compadres y los acompañé a la salida.

La ruta daba una vuelta por el centro de la ciudad y después regresaba para pasar por una calle cercana. Quedamos de vernos ahí para empezar a "escoltarlos" en la bicicleta. Y como niño chiquito cuando estás a punto de ir a un lugar donde no hay baño… sentí ganas de ir al baño. Me adelante a un centro comercial cercano y fui a todos los baños tratando de encontrar alguno abierto, todos estaban cerrados con llave, me imagino que porque era temprano aún y no había clientes. En eso estaba, buscando un baño abierto en un segundo piso, cargando una bicicleta pesada, subiendo y bajando escaleras, apurado y a la vez sin quererme cansar antes de tiempo. Cuando vi pasar a un Keniano corriendo por la calle. Pensé: ¡Ya vienen! Y corrí a prepararme para empezar a pedalear. Era la primera vez que iba a una carrera, no sabía que los que van en los primeros lugares (corredores élite) llevan una gran ventaja sobre el resto de los corredores.  Y así estuve como media hora esperando a que pasaran mis compadres, el tiempo que pude usar para buscar otro baño, aunque con la emoción de que ya iba a empezar a pedalear como que se me pasaron las ganas.

Fue emocionante ver pasar a muchos corredores, sentí ganas de poder aguantar como ellos y correr también. Noté que había varios ciclistas, eso me ayudó a no sentirme tan tramposo por andar en bicicleta en una carrera que se corre a pie. Vi que venían mis compadres (junto con un montón de gente enfrente, atrás y a los lados), empecé a pedalear junto a ellos. Fue divertido andar por las calles de la ciudad en bicicleta y me sentí bien físicamente durante el recorrido. Noté que las idas al gimnasio sí sirvieron de algo.

Después de 20 Kilómetros se acercaba la meta del medio maratón, mucha gente solo corre el medio, por lo que tuve que separarme de ellos para no estorbar. Fue difícil, por tanta gente, retomar la ruta y acompañar a mi compadre que corría el maratón completo. Tuve que cargar la bicicleta, brincar cercos… por fin pude pasar y empecé a pedalear rápido para alcanzar a mi compadre que ya se había adelantado.  No lo veía por más que le aceleraba, cuando vi un letrero que decía "Km 26" reaccioné que me había adelantado a la ruta. Era muy difícil que hubiera recorrido tantos Kilómetros en unos minutos. Así que me regresé y empecé a buscarlo mientras regresaba por la ruta. Después de un rato lo encontré y pude retomar el recorrido con él.

No recuerdo exactamente dónde; fue alrededor del Km 30, que llegamos a un puesto de hidratación y me acerqué a tomar Powerade frio, cuando de pronto escuché que la llanta de enfrente de la bicicleta se empezó a desinflar. Me empecé a preocupar porque a pesar de estar físicamente bien para acompañarlo en bicicleta, a pie iba a ser imposible que pudiera seguirle el paso sobre todo porque faltaba mucho (para mi)… mi compadre ya se había adelantado como 2 cuadras, así que me adelante "corriendo" empujando la bicicleta para avisarle que se había bajado la llanta. Quedamos que él seguiría y yo buscaría una gasolinera para echarle aire a la llanta y tratar de alcanzarlo. No estaba seguro si estaba ponchada completamente y si podría alcanzarlo.

Faltaba mucho para la gasolinera más cercana y no quería que se me adelantara mucho el corredor que andaba "cuidando" por lo que intenté medio correr/caminar rápido empujando la bicicleta para llegar a la gasolinera. Era desesperante no poder ir más rápido, tenía miedo de correr y después no poder seguir, me acordaba de aquella vez que me sentí mal. Llegué por fin a la gasolinera y le puse aire a la llanta. Salí rápido a alcanzar a mi compadre que ya me había sacado ventaja. No había estado en mis planes tener que pedalear rápido, para cuando lo alcancé la llanta ya estaba baja otra vez. Por lo menos sirvió para alcanzarlo  y echarle algo de porras. Ahora tenía que encontrar otra gasolinera y hacer lo mismo otra vez, a caminar rápido o corriendo despacio y engañar al cuerpo haciéndole pensar que no estoy corriendo para no cansarme.

La segunda gasolinera no estaba tan lejos y al echarle aire a la llanta ya no se bajó. Después del maratón ya con calma supe que lo que estaba mal era el pivote. Al llegar al puesto de hidratación se movió y tiro todo el aire. Al parecer se acomodó al echar aire la segunda vez. De todos modos por si las dudas le aceleré para avanzar lo más que se pudiera antes de que se bajara. Lo bueno fue que ya no se bajó el aire y pude seguir a mi compadre los últimos Kilómetros.

Sentí que sí le serví de algo, por lo menos para ir platicando y que no corriera (él) solo la segunda mitad. Hubo ocasiones que me bajé de la bicicleta para ayudarlo con los calambres y me sentí bien por estar ahí. Cuando mi compadre terminó de correr el maratón pensé que debía empezar a prepararme para poder acompañarlo en algún otro; pero ahora sin hacer trampa, o sea sin bicicleta. Esa experiencia me motivo para querer correr mis propias carreras y quizás con el tiempo yo también podría motivar a otros a que corran.

Yo bien a gusto en bicicleta mientas él llevaba más de 3 horas corriendo 

martes, 6 de diciembre de 2016

Preparándome para no correr un maratón

El jueves antes del maratón (el maratón fue en domingo) acompañé a mi compadre en su entrenamiento de 10Km (él corriendo y yo en bicicleta) y lo aguanté bien. Fue un cuarto de la distancia que recorreríamos el domingo; pero me dio algo de confianza ya que el día del entrenamiento hubo subidas pesadas y el maratón sería en camino plano.

El viernes antes del maratón fue el último de 5 días seguidos de ir a correr por la mañana a la caminadora del gimnasio. El sábado había decidido descansar para estar listo al otro día. Sin embargo pasó algo curioso, durante la mañana sentía como que me faltaba algo de ejercicio. Me subí a la elíptica una hora para andar a gusto. Fue una sensación extraña esa de tener ganas de hacer un poco del "ejercicio aburrido". Ahí me di cuenta que ya me estaba gustando.

Me sentía como impostor porque estaba preparándome para no correr un maratón. No es algo que puedas comentar fácilmente: "Hola, me estoy preparando para no correr un maratón";  Pero al  mismo tiempo me lo tomaba en serio porque de verdad tenia miedo que en lugar de ayudar a mi compadre, en el recorrido, él tuviera que ayudarme a mi porque no podría más.

El sábado en la noche me sentía algo nervioso y falso por sentirme así; pero en fin... me levanté temprano el domingo, desayuné solo un pan con crema de cacahuate, llené mi botella con suero, subí la bicicleta al carro y me fui temprano a la salida del maratón que no correría (a pie; pero sí en bicicleta).

lunes, 7 de noviembre de 2016

Una semana antes

Una semana antes del maratón que correría mi compadre, que yo me había comprometido a acompañarlo en bicicleta para ayudarle durante el recorrido. Estaba reconsiderado seriamente si debía acompañarlo. Me había sentido muy mal andando en bicicleta por solo quince minutos. ¿Cómo iba a aguantar unas cuatro horas? Al mismo tiempo, el haberme sentido así de mal me hizo darme cuenta que realmente necesitaba el ejercicio y que debía seguir con la meta.

Le platiqué lo que había pasado a mi compadre y me dijo que podíamos hacer una prueba unos días antes de la carrera: lo acompañaría en un entrenamiento de diez kilómetros (él corriendo y yo en bicicleta). Si no me sentía bien durante la prueba, él buscaría quien más podría acompañarlo. Quedamos que el jueves antes del maratón (el maratón era el domingo) haríamos la prueba a ver cómo me sentía. Así que tenía cuatro días para aguantar más de quince minutos en bicicleta.

En ese tiempo (era verano) mis hijos estaban asistiendo a un campamento de verano que organiza un gimnasio. Como parte de la inscripción, a los papás nos regalaron pases para asistir a conocer las instalaciones y utilizar todos los aparatos del gimnasio.

No había duda de que debía aprovechar esos pases y buscar tener condición física lo antes posible. Decidí ir al gimnasio el lunes temprano, llegué al lugar a las seis de la mañana. Al llegar pedí que me apoyaran con una guía o que me dijeran que ejercicios me recomendaban. Me recomendaron empezar con "cardio", lo cual me pareció adecuado. Me dijeron "60 minutos en la caminadora para empezar" (¿Para empezar? pensé; pero no dije nada). Acepté y me subí a la caminadora con el temporizador en 60 minutos.

Empece caminando; pero debía empezar a correr porque me estaba viendo mal delante de todos ahí en el gym. Empece a correr y ahí me quedé los 50 minutos que faltaban aunque mi mente trataba (con muchos pretextos) de convencerme de que no corriera más.

Toda esa semana fui al gimnasio solo a la caminadora, a correr 50 minutos y uno que otro día a nadar por las tardes, aprovechando que podía usar la alberca del lugar.

lunes, 24 de octubre de 2016

Antes de empezar


"Debería de empezar a correr", eso es algo que pensaba seguido. Miraba a amigos que compartían publicaciones en Facebook sobre sus carreras y entrenamientos. Me daban ganas de ser una persona con la condición física para poder correr varios kilómetros; pero no lograba levantarme temprano o salir a correr por las tardes. Llegué a pensar que correr no era para mi. Me gustaba hacerlo cuando jugaba deportes en equipo, como el Softball; pero de eso, a correr solo por correr, eso... me parecía aburrido.

Tiempo después, mi compadre (uno de varios que comparten sus fotos de carreras en Facebook, que hacia que me dieran ganas de correr) me comentó que iba a participar en su primer maratón. Me pidió si podía acompañarlo en bicicleta, para ayudarle con agua, además de apoyarlo durante el recorrido "echándole porras". Acepté luego luego (o sea de inmediato) porque pensé que tener ese compromiso me ayudaría a no tener pretextos a la hora de hacer algo de ejercicio, porque para poder aguantar andar en bicicleta varias horas necesitaría algo de condición física.

Para prepararme empecé a subirme a la elíptica a hacer ejercicio en las tardes. Cada vez aguantaba un poco más, aunque en el fondo sabía que quizás no era suficiente para aguantar horas en la bicicleta.

Una semana antes del maratón, donde yo iría de ciclista, salí a andar en bicicleta después de años de no subirme a una. Tomé una bajada,  todo iba bien... después una parte plana y me sentía bajo control. Siguieron unas subidas, no muy grandes; entonces mi pecho empezó a sentir que le faltaba el aire. Regresé a mi casa 15 minutos después de haber iniciado mi paseo de práctica.

Cuando regresé me sentía mal, me recosté pero no lograba sentirme mejor. Me levanté, caminé un poco y tuve que ir al baño a vomitar. Me sentí mejor físicamente (después de vomitar); pero mal emocionalmente. Me preguntaba: "¿Cómo voy a aguantar el maratón (en bicicleta) si no aguanté ni 15 minutos sin vomitar?" No quería echarme para atrás con el compromiso, de acompañar a mi compadre; aunque lo estaba considerando seriamente...