sábado, 25 de noviembre de 2017

Llegando en los últimos lugares

Al principio íbamos bien, acompañados por el resto de los corredores. Eran dos carreras en la misma ruta, una de 5 Km y la otra de 16 Km. Seguíamos corriendo junto con otros corredores. Íbamos juntos los 4 (mis compadres, mi esposa y yo). Cuando llegamos al área donde los que iban por 5 Km se regresaban nos empezamos a quedar solos en la carrera; aunque todavía se veía gente a nuestro alrededor ya eran menos.

Fue una carrera campo traviesa por lo que no puedes ir tan rápido como al correr en asfalto; pero aun así sentía que íbamos muy despacio; pero... hey, eso no es lo importante, pensaba.


Después de un rato empezamos a ir más despacio: mi esposa tenía miedo de lesionarse porque venía recuperándose de varias lesiones, mi compadre (quien siempre es el más rápido de los cuatro) se sintió mal del estomago por lo que bajó la velocidad y mi comadre, no estoy seguro por qué; pero también iba despacio.

Poco a poco, uno a uno, los otros competidores nos iban rebasando hasta que llegó un momento en que dejaron de pasar, ya nadie nos rebasaba. Volteé hacia atrás y me di cuenta que éramos los últimos. Quería acelerar, de perdida tratar de alcanzar al señor que iba trotando frente a nosotros; pero no quería dejar al grupo. La idea era llegar todos juntos. "El resultado de la carrera no es lo importante" seguía pensando; pero de todos modos sentía cierta frustración y risa por ser los últimos.


Foto de Manuel Ayala, creo que ahí ya éramos los últimos
Después de un rato alcanzamos a los últimos, sentía que de perdida le íbamos a ganar a unos cuantos; pero ya para llegar a la meta nos volvieron a rebasar. Al final mi compadre se separó del grupo, lo dejamos atrás porque se sintió mal y no pudo siquiera trotar. Él fue el último en llegar a la meta. yo fui el penúltimo. La carrera que sería de 16 Km al final solo fue de poco más de 10 Km. Hubo quejas por eso; pero para nosotros estuvo mejor, quizás si hubiera sido de dieciséis, cuando llegáramos a la meta ya no habría alguien esperando.

Sí alcanzamos medalla y fue una experiencia nueva, esa de llegar al último. Había sido uno de mis "miedos" cuando corrí mi primera carrera (ser el último), no me había pasado; pero me di cuenta que realmente no es malo, es gracioso y puede ser divertido ver cómo "las doñitas" llegan primero que nosotros a la meta.

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