Antes de la carrera hubo un entrenamiento por la ruta donde sería la carrera, me acompañó mi esposa y mis compadres. Me sentí bien durante el recorrido, en una de la subidas pesadas sí le bajamos a la velocidad y mi esposa no pudo seguir el mismo ritmo que llevábamos, por lo que la subimos muy despacio, se nos fue el tiempo ahí; pero yo me sentía muy bien. Pude incluso subir para luego bajar por ella en algunos lugares. No pudimos completar el entrenamiento por el tiempo; pero me sentía completo como para haberlo logrado.
Unos días antes de la carrera empecé a batallar con gripe, incluso tuve fiebre días antes de la carrera. Esto me hizo dudar si debía correr; pero ya he corrido enfermo y había logrado completar las vueltas que doy por la colonia. Así que no pensé que fuera gran cosa correr así. Tenía muchas ganas de completar el recorrido que no había podido lograr durante el entrenamiento anterior.
Llegando al Rancho Casian |
Aun y que me sentía bien, tuve que sonarme la nariz varias veces porque se me congestionaba, eso hacia que tuviera que respirar a ratos por la boca. No es lo mejor; pero me hacía a la idea de que iba a usar la técnica de respirar como si estuviera nadando. Hacia mucho calor, había recomendaciones de no salir ese día a hacer actividades al aire libre; pero ahí estábamos... y éramos muchos.
Todo eran risas antes del segundo punto de hidratación, foto por Gabo |
Al salir del segundo punto de hidratación me sentía algo empanzado de agua y la refrescada sentía que había hecho que se me tapara más la nariz. Lo que seguía en la carrera era una subida pesada, durante la subida fue que empecé a batallar. Me costaba poder seguir subiendo, poco a poco dejó de ser divertido. Me sentía con sed; pero al mismo tiempo lleno de agua, con la nariz tapada y sueño.
Al llegar a la primera cima, digo primera porque seguía subir a otro cerro desde ahí, descansé un poco. Quería seguir pero me sentía cansado y ocurrió algo que no me había pasado antes. Empecé a ver como con intermitencia, encandilado y luego obscuro y luego otra vez... pensé que eso no era normal y que no valía la pena seguir si sentía algo raro. Estuve un rato ahí parado y luego me senté un rato a esperar a que se me pasara. Después seguí caminando, subiendo. Mi meta ya no era terminar la carrera, la meta ahora era llegar al siguiente punto de hidratación para ahí terminar mi carrera.
Al ir subiendo a ratos trotaba; pero casi seguí caminando el resto de la carrera. Al ir subiendo escuché un cascabel. Eso hizo que de inmediato me sintiera bien y retrocedí unos pasos. Al alejarme un poco de donde escuché el cascabel vi pasar una serpiente de cascabel tranquilamente, cruzando el camino, ya no iba sonando su cascabel, solo lo uso como para avisarme que iba a cruzar. Algo similar a como hace un tren cuando avisa que va a cruzar la calle. Una vez que cruzó pude seguir mi recorrido. La impresión hizo que me sintiera bien unos instantes; pero al rato otra vez regresó el malestar.
Se me hizo larguísimo el tramo para llegar al tercer punto de hidratación, en el entrenamiento no recuerdo que se me haya hecho tan largo; pero en aquella vez me sentía bien. Esta vez iba con ganas de que ya se acabara la carrera. Seguía sintiéndome empanzado de agua, cada que quería correr sentía ganas de vomitar y empezaba a toser.
Rumbo al tercer punto de hidratación |
Después de media hora escuché aplausos, cuando volteé a ver quien llegaba, vi que era mi esposa. Llegó contenta, se miraba que podría seguir; pero ya no le daba tiempo de terminar la carrera por lo que se tuvo que quedar en el puesto de hidratación. Nos llevaron en un pickup a la salida. Una vez que nos llevaron al lugar de la salida tuve que ir a vomitar otra vez porque había vuelto a tomar suero electrolitos. Seguía con sed.
Nos fuimos al carro pero no podía manejar. Una Coca-Cola Light me ayudó a agarrar energía y empezar a manejar de regreso a la casa. Llegamos a comprar agua mineral y esa me cayó mejor. Sabía que era muy probable que la vomitara; pero sentía sed e hice caso a mi instinto y le di un gran trago, Sí vomité casi enseguida; pero no me sentí tan mal. Seguimos rumbo a la casa.. llegamos, me dormí y después ya me empecé a sentir mejor.
Aprendí de la experiencia; sobre todo porque te ubica, ya me sentía casi un verdadero corredor de campo traviesa; pero pues me di cuenta que soy un Wannabe.
a veces solo hay que escuchar el cuerpo y saber cuando desistir, por más doloroso que sea
ResponderBorrarSí.. ya tendré mi revancha
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